“Hay que trabajar mejor al interpretar la evidencia de riesgos potenciales que acarrean este tipo de aparatos”.
La mayoría de los estudios que «argumentan que no existe una conexión entre teléfonos móviles y tumores cerebrales están desactualizados, no incluyeron un número suficiente de usuarios de celulares a largo plazo y tienen problemas metodológicos», explicó Herberman.
Un tumor en el cerebro tarda en desarrollarse alrededor de una década, dijeron los científicos, y estos estudios existentes califican como uso «regular» el uso de un teléfono móvil únicamente una vez por semana.
Para contrarrestar estos estudios, que según Carpenter y Herberman son poco fiables, los científicos citaron trabajos europeos, en particular de Escandinavia (cuna del celular), que muestran un vínculo entre el uso cotidiano del celular y tumores cancerosos y benignos.
Una investigación reciente del científico Lennart Hardell afirma que un usuario de móvil regular tiene dos veces más riesgos de desarrollar un tumor en el nervio auditivo del lado donde utiliza el aparato, que en el lado que no usa.
Sumado a esto, un estudio israelí determina un alza del 50% en las posibilidades de desarrollar un cáncer en la glándula salival. «Esto también ocurre en el lado de la cara que se utiliza más frecuentemente para hablar por móvil», precisó Carpenter.
Además, cabe destacar que según un comunicado científico de septiembre de la Real Sociedad de Londres, los jóvenes que comenzaron a usar teléfonos móviles antes de los 20 años tienen cinco veces más posibilidades de desarrollar cáncer de cerebro a partir de los 29 que aquellos que no tienen el aparato.
(Continuará).