Los más pobres en la isla de Java intentan por todos los medios no quedarse en el arcén de la autopista de la información: a puro ingenio, han desarrollado una antena Wi-Fi para conectarse a internet a partir del «wajan», una olla tradicional indonesia similar al «wok».
«Es un éxito: son baratas, hacen accesible la información, estimulan la comunicación y familiarizan a las comunidades rurales con los medios de difusión», asegura Edwin Jurriens, profesor universitario australiano especializado en lengua y cultura indonesias.
Las «wajanbólicas» son unas rústicas antenas construidas a partir de un «wajan» atravesado por un segmento de tubería de PVC con un adaptador WiFi USB embutido en su interior. Esta es la piedra angular de una nueva iniciativa comunitaria que tiene por objetivo conectar la Indonesia rural con la red de redes. Los otros dos elementos necesarios son un ordenador y la emisora de radio local.
«La señal de internet es difundida por la antena de la radio local. Esto significa que la comunidad sólo necesita pagar una suscripción a internet, la de la emisora», agrega Edwin Jurriens.
La iniciativa vio la luz en 2007, a partir de un modelo desarrollado por el gurú indonesio de las telecomunicaciones Onno Purbo; y está empezando a calar en las zonas rurales y empobrecidas del centro de Java, donde la conexión a internet más barata supone un tercio del sueldo medio en la región. Por el momento, las «wajanbólicas» se han instalado en una decena de pueblos próximos a Yogyakarta, así como en varios centros educativos y universidades.
Varios talleres de promoción, algunos con apoyo público, están difundiendo sus posibilidades por el archipiélago indonesio, un país con graves carencias en infraestructuras y cerca de cien millones de personas viviendo por debajo del umbral de la pobreza.
Indonesia cuenta con 25 millones de internautas, un diez por ciento de su población, de los que tan sólo 241.000 disfrutan de banda ancha, según los datos de la Asociación de Proveedores de Internet de Indonesia (APJII) y la Unión Internacional de las Telecomunicaciones (ITU).
En estas condiciones, Edwin Jurriens está convencido de que las «wajanbólicas» tienen potencial para popularizarse en todo el país durante años.
Además, el acceso a internet también posibilita la comunicación entre los miembros de las comunidades, lo que está fomentando la creación de contenidos propios, en formato escrito y audiovisual; y arrastrando a los gobiernos locales a informar a sus ciudadanos.
Las antenas «Wajan» están «haciendo más transparentes los procesos de toma de decisión de las localidades», argumenta el profesor australiano. Jurriens considera que estos aparatos son un gran paso para ahondar en el desarrollo económico y democrático del campo indonesio y de otros países en vías de desarrollo.
«Para las comunidades locales, el coste de recibir e intercambiar información relevante es, con frecuencia, demasiado alto», afirma el consultado, quien opina que «el internet comunitario puede aportar alternativas para cerrar el abismo entre ricos y pobres en términos de información, y fomentar una distribución más justa del conocimiento».
No obstante, Jurriens estima que los medios convencionales deben aprender «los principios democráticos» de estas novedosas formas de comunicación y ponerlos en práctica. «La comunicación y la información son cruciales para el desarrollo. Desafortunadamente, la mayoría de los medios están guiados exclusivamente por intereses comerciales e ideológicos», concluye.
Fuente: EFE.